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viernes, 20 de agosto de 2010

¿QUÉ PASARÁ CON EL CLIMA? (8)

Atardecer en laguna San Máximo
CAPITULO 5a
LOS LENGUAJES DE LA NATURALEZA
(Continuación de:
http://000-arquimedes.blogspot.com.ar/2010/08/que-pasara-con-el-clima-7.html)
A esta altura del relato viene a mi memoria el recuerdo una campaña que realicé en Marzo de 1986 a la zona de Pedro Luro, en el sur de la provincia de Buenos Aires (Argentina.) Allí obtuve valiosos datos paleoclimáticos gracias a la colaboración brindada por la Corporación de Fomento del Río Colorado (CORFO).
En Paso Alsina, próximo al paraje llamado El Sostén, está el ápice de un antiguo abanico aluvial donde suelen descontrolarse las aguas del río Colorado en épocas de grandes crecientes. Allí me llamó la atención la presencia de árboles frutales muy viejos en estado de abandono. Hasta tuve un estridente altercado con una bandada de cotorras, por la posesión de un puñado de higos semi-maduros que conquisté a medias.
En aquéllos días, el personal de CORFO se abocaba a solucionar los inconvenientes que en el sistema de riego del valle inferior, estaba ocasionando una bajante extraordinaria del río Colorado. Y allí otra vez el clima saltó a la vista en toda la magnitud de su importancia. La causa de esa bajante y de las otras que ha experimentado el río Colorado en tiempos históricos, seguramente tiene un origen climático directo o indirecto, el cual no es aún suficientemente conocido.
Para establecer cuáles son los múltiples factores que modulan los caudales de los ríos y otras manifestaciones de origen climático, se hacen comparaciones analíticas. En primer lugar, con éstas se busca simultaneidad de ocurrencia de fenómenos diversamente relacionados entre sí, mediante las cuales se puedan inferir vínculos de causa/efecto.
Por ejemplo, si se observan los caudales del río Colorado medidos a lo largo del siglo pasado, se verá que los mismos provocaron inundaciones durante crecientes llamadas extraordinarias y durante otras llamadas catastróficas. Además puede verse que éstas se sucedieron con un período medio poco menor que once años. Los caudales de otros ríos de Argentina que nacen en los Andes también presentan ciclos de aproximadamente once años para sus mayores derrames.
Ese período medio próximo a once años es muy sugestivo, puesto que los episodios de actividad solar más conocidos, que son los de las llamadas ´manchas solares´, tienen un hemi-período medio aproximado algo menor que once años. Aún no hay estudios suficientes que permitan conocer cual puede ser el vínculo entre la actividad solar y el caudal de esos ríos, si es que el mismo existe. Tampoco se conoce el nexo que pueda existir entre el clima de áreas cordilleranas y el de las llanuras argentinas.
De todos modos la comparación a priori de los caudales de esos ríos con la actividad solar, permite postular una interesante hipótesis de causa/efecto entre unos y otra. (Recuerdo acá con admiración aquélla idea de Benjamín Gould previamente comentada, cuando durante el siglo 19 intuyó un posible vínculo entre ciclos climáticos y actividad solar). Pese a la carencia de información suficiente, una primera aproximación puede surgir de la comparación de los datos existentes para la Cordillera de los Andes y para las llanuras argentinas.
Por ejemplo, durante 1913, 1914 y 1915, las lluvias fueron intensas en la provincia de Buenos Aires. Las inundaciones de 1913 fueron muy importantes y entre otras cosas, demostraron la inutilidad de los tristemente célebres canales bonaerenses, recién construidos, como lo analicé en otro trabajo(20). Durante 1914 las nevadas en la Cordillera del norte neuquino y del sur mendocino donde nace el río Colorado fueron extraordinarias y tuvieron consecuencias catastróficas. Pues con el intenso deshielo ocurrido durante la primavera siguiente, se produjo gran aporte de aguas a los ríos cordilleranos. Así, la laguna Carrilafquén de la provincia de Neuquén, formada por un derrumbe de tierras y rocas que taponó la porción inferior de un valle de la cordillera neuquina, recibió mucha agua a partir de ese deshielo. Este excedente de agua, al fluir en gran cantidad sobre el dique natural formado por el derrumbe, lo erosionó hasta romperlo. El agua de la inmensa laguna se volcó al río Colorado en una sola noche y arrasó con todo lo que encontró a su paso hasta llegar al Atlántico (...y precisamente los frutales abandonados que comenté al principio, estaban plantados en las chacras que se destruyeron y abandonaron como consecuencia de ese aluvión catastrófico.)
Lo visto indicaría para la mitad de la segunda década del siglo 20, la existencia de una simultaneidad entre las intensas precipitaciones de nieve en áreas cordilleranas y las lluvias en la llanura (provincia de Buenos Aires.) Tal simultaneidad parece confirmarse con los datos de precipitaciones ocurridas en la llanura durante la década de 1980 y con los datos de caudales derramados por los ríos cordilleranos durante el mismo lapso. En ambos casos se nota un sostenido incremento.
(Continúa en: http://000-arquimedes.blogspot.com.ar/2010/08/que-pasara-con-el-clima-9.html)

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